sábado, 14 de mayo de 2016

Uno de esos días

Eran ya las 6 de la tarde cuando Alejandro se encontraba tomando un café durante su horario de descanso en el trabajo. La jornada hasta ese momento no había sido agotadora, como otras veces en las que ni siquiera podía tomarse esos 10 minutos para asentar un poco la cabeza, sino más bien tranquila, al punto de no sentir ninguna urgencia para llegar a la hora en que sus obligaciones diarias terminaran y poder emprender el viaje de vuelta para poder relajarse en la comodidad de su hogar.

Había sido un día frio, y ya a tan temprana hora se podía ver como el sol se iba escondiendo para dar paso a una de las frías y largas noches que en épocas otoño-invernales tienen lugar. Y fue ahí cuando sus oídos captaron el sonido que él creía no tener más significado. Y a si mismo, sus labios formaron involuntariamente una tenue sonrisa seguida por un destello en su memoria, como si en un cine se encontrara y fueran esos mismos recuerdos, que aquella gota de agua le evocaban, la película del día.

El resueno de aquel sonido hizo soplar fuerte viento dentro suyo que por un instante lo llevó hacia páginas de su historia ya escrita por el mismo. Páginas de un capítulo de momentos muy atesorados por él que el ya consideraba cerrado, junto a aquel deseo que aquella infame estrella, que cruzó sus caminos, se negó a cumplir.

Y de esa manera, la calma que había protagonizado su día se desvaneció para dar lugar a ansiedad de volver a hablarle, preguntarle cómo había estado y poder imaginar nuevamente su sonrisa ante aquellos comentarios que le hacía con ese solo fin. Pero luego recordó que hace varias horas había sido él quien desafió la indiferencia que entre ellos había para darle un saludo en un día tan especial para ella. Y aun así, el rogo que hubiera algo más en su contestación, algún indicio de reciprocidad en la nostalgia que en ese momento lo abrazaba.


Y así, como si las horas pasaran tan rápido como los segundos, llegó al final de su día con la determinación de que si bien aquellas remembranzas jamás abandonarán su corazón, tampoco sucumbiría a ellas. Dejando solamente la opción de seguir viviendo, hasta asimilarla como un desencuentro más o que el capricho de alguna lejana y piadosa estrella los junte una vez más.